martes, 15 de marzo de 2011

#turismobisbal, #leySinde, #nolesvotes y #ojete

Que buenos los amigos. Ahí están para leer tus mierdas de blogs.

Para hacerte sentir alguien.

-"Si si, me ha gustado mucho".

-"Es muy bueno".

-"Que bonito ¿lo has escrito tu?".

Me da igual.

Me da igual escribir poesia que escribir mierda. Este es mi rinconcito donde puedo vomitar sin molestar a nadie.

Aqui puedo poner "tonto quien lo lea". Nadie va a venir a decirme nada.

Nadie sabe quien soy.

Que te jodan.

jueves, 10 de marzo de 2011

Un lugar para crear (II)

CONTINÚA DESDE UN LUGAR PARA CREAR (I)

Era difícil no prestarle atención a Wyamott cuando contaba sus anécdotas. Tal vez fueran los elásticos movimientos de sus anchos brazos repletos de cadenas y placas metálicas, su estruendosa voz de nebulosa o el tintineo de los pequeños cascabeles que colgaban en dos trenzas de rojizos mechones de pelo en su barbilla; pero por un motivo u otro, el espeso cúmulo de clientes que ese día visitaban uno de los planos del hiperlocal estaba inmerso de tal manera en su historia que sólo parecían existir en ese momento las miles de frecuencias de vibración invisibles que los cognoquantums emitían para que nadie se perdiera ni un detalle de la historia de Wyamott.

- Y entonces… ¡PAUM! Mi nave, un interceptor D-Taurus exclusivo que había conseguido tras competir en las Olimpiadas Crucero de Semnemmerón y al que me había molestado en mejorar con los últimos avances en… ¡Adivinadlo! Los hipermotores de CoXx, en Vucrail Delsus, se estrella contra la superficie de aquél planeta -algunos oyentes se estremecieron, en parte por imaginarse tantos materiales de primerísima calidad desperdiciados entre las ruinas de un accidente naval-. ¡Una reostia de órdago! Menos mal que mis sistemas de seguridad Gordvikh, de serie ya en el D-Taurus como sabéis, amortiguaron el impacto. ¡Y la verdad, esa es una de las cosas que me resultó extraña! El impacto no fue como chocar contra una inerte y áspera enorme roca a la deriva en el Espacio. No, fue algo más cómo… no sé, como golpearte contra un enorme estómago forrado de piedras, ¿me seguís?

Apasionados por la narración y atraídos por obtener respuestas, todos los seguidores de Wyamott se vieron obligados a decir que sí. El pelirrojo bribón continuó:

- Total, que estoy más cabreado que una alimaña forvogg [*ver "Curiosidad" a pie de página*] en mitad de la noche, y mientras estoy pensando cómo voy a reparar el chasis de un D-Taurus en mitad de ninguna parte sin disponer de piezas de respuesto, mi intercomunicador emite un pitido. Y después un mensaje: «Querido navegante estelar, es mi deber como portavoz del Gabinete de Macroabogados del Sistema Orikorm informarle de que le será impuesta una denuncia por agredir a uno de nuestros clientes, con el agravante de tratarse de un vehículo y además con estilo. El grado de pena que se le aplicará por su delito será determinado por un jurado imparcial nombrado por los miembros de la Convención Cosmoluxa de Leyes Orikromianas. Permanezca atento a los canales de comunicación personales para más noticias». ¡Y claro! Pues me entró el respeto, porque entonces pensé que durante mi accidente había aterrizado sobre alguna criatura viva para convertirla en un amasijo de tripas y metal. Así que salí de la nave y miré bajo el chasis, buscando restos de lo que pudiera haber sido, ya sabéis, el cliente de algún “macroabogado del Sistema Orikorm”. Pero ni rastro, nada. Sólo humo y las piezas chamuscadas y abolladas de mi D-Taurus.

»¡Pues adivinad qué! Cuando, qué se yo, catorce megaclicks más tarde llega una nave que yo pensaba iba a ser alguna de esas esferogrúas que podría acarrear con mi D-Taurus, resulta que es una dotación de macroabogados de marras. La cosa es que no llegan a aterrizar, si no que se quedan flotando en el aire a algunos metros y aprovecho entonces para disculparme.

»Les digo que no me ha parecido chocar contra nada, que los sensores de mi nave no habían recibido señal alguna de vida. Vamos, que era a todas luces imposible que mi D-Taurus hubiera espachurrado ningún ser vivo allí, y menos un ser vivo que tuviera a su disposición un equipo de macroabogados. Pero entonces, los tíos estirados se me rien en la cara. Y me dicen que no me ande por las ramas, que es obvio que no he aterrizado sobre criatura alguna, porque mantienen a su cliente limpio y aseado de forma constante. Y entonces yo me quedó con cara de… -Wyamott, en este instante del relato, hizo una mueca en la que sus espesas cejas parecieron querer alcanzar mediante mechones rebeldes los cascabeles de su barbilla-. Así que ellos me explican que el Sector Orikorm no es un sector planetario corriente, si no una especie de retiro a gran escala, como un geriátrico para grandes masas. Y yo le digo que no me ha parecido ver a ningún abuelo apalancado por aquí sin hacer nada, y ellos me dicen que eso es porque estoy encima de él. Y yo: “oh vamos, no me punches” (Nota: Esta es una expresión extraída de los combates a vibromachete de la luna de Egnorbius y que hace referencia a un movimiento prohibido en las competiciones legales. La usa en todo el Universo cualquier ser o creación cognitiva que pretenda hacerse el duro mientras explica, por ejemplo, que ha tenido un accidente con su D-Taurus sobre un planeta vivo). Y los macroabogados me explican que su gabinete adquirió estas coordenadas para poder dipositar en ellas a planetas racionales que no quisieran encontrar su fatídica hora por implosión de la estrella de su sistema o que quisieran evitar una ráfaga de asteroides entrando en su atmósfera (Nota: A cualquier lector le sorprendería lo reacios que son los planetas conscientes a perder parte de su masa y verla orbitar después alrededor sin poder recuperarla. Muchos macropsicólogos han demostrado que los planetas con muchos satélites alrededor son más propensos a sufrir ataques de ansiedad y depresión). ¡Qué os parece la broma!

- ¿Y cómo solucionaste el problema legal? -se animó a interrumpir, debido a la curiosidad, Juliux.

- Eso fue difícil. Tras hacerles revisar mi archivo de a bordo y algunas disculpas formales con el planeta al que abrí un agujero, fue él mismo el que desestimó la acusación porque dijo que en realidad había apreciado mi accidente, que hacía mucho que nadie se animaba a perforar su superfície. En el fondo los planetas vivos son unos buenazos.

Los sistemas comunicativos de los oyentes de Wyamott se fragmentaron en risas, aplausos, silbidos o flatulencias, según el protocolo cultural de cada uno. Cerilia intervino arañando con su fina voz el tumulto de las vibraciones de cognoquantums como si rozara la cuerda de un violín con un tenedor:

- Yo siempre he creído que hacérselo con uno de esos planetas conscientes tiene que ser una pasada.

- ¡Vamos, Cerilia! ¿Cómo ibas tú, con tu metro sesenta y tu flácida piel violeta, enrollarte con una inmensa roca de núcleo líquido con la fuerza gravitatoria suficiente como para sostener miles de yottagramos de lava y placas de tierra? -contestó con un estridente tono un plogniano de coloridas plumas llamado Rutwikki.

- Te sorprendería las capacidades de cortejo que llegamos a tener los audrixianos, pequeño. ¿No os he contado ya aquella cita que tuve con una anomalía gravitatoria? Eso sí era pura atracción…

- ¡Parece que sea la única cita que has tenido nunca, ricura! Podrías renovar tu repertorio… -instigó Juliux.

- Y tú supongo que te crees más orgánico por usar palabras como “ricura”, eh… -arremetió Cerilia.

Y es que Juliux era lo que ese secreto grupo de expertos bautizadores de términos que se dedica a poner nombre a todo lo que la gente llama “eso” o “cosa” llamaba un lifeborg. Según se dice, los lifeborgs son originarios de la colonia Vetexus, antaño un prolífico planeta-fábrica centro de la industria y tecnología de su galaxia abandonado a su suerte y su deterioro tras el colapso económico al que se enfrentaron los vetexianos en el año 34202/A de su calendario estándard. Tal fue la premura con la que los vetexianos abandonaron esa colonia que no repararon en desconectar ninguno de sus núcleos de energía ni procesadores, por lo que aunque las máquinas que allí vivían ya no tenían órdenes específicar de trabajo seguían estando activas y perceptivas. Con los siglos, todas las máquinas que los vetexianos habían abandonado despreocupadamente fueron ganando el sentido de la identidad y empezaron a considerar su situación alguna especie de oportunidad única para dar un paso allí donde el resto de máquinas del Universo simplemente apretaban una tuerca. Así que, a la inversa de lo que suele suceder en el resto de planetas, todos los robots y máquinas de Vetexus empezaron a investigar, cultivar y desarrollar tejidos vivos que más tarde se implantaban para sustituir su desecho esqueleto metálico por una estructura más harmoniosa con la voluntad de la Creación.

Juliux era un lifeborg de última generación, pues tan sólo conservaba de robot su modulador de voz y el depurador de residuos líquidos (había querido dejar este órgano para el final de su conversión a criatura orgánica porque su eficiente tasa de depuración le permitía ganar apuestas de “a ver quién tarda más en tumbarse a chupitos” en todo el cosmos) conectado a su estómago. Dada la profunda filosofía de los lifeborgs y su enorme empatía hacia la naturaleza, para éstos era una ofensa de gravedad el que aún no se les reconociera como organismos vivos. Que es lo que Cerilia acababa de insinuar.

- No es necesario faltar a nuestro amigo -pacificó los ánimos Wyamott-. Además, seguro que su largo viaje desde Vetexus le ha comportado muchas anécdotas de interés, ¿verdad? ¿Aún lo llamáis Vetexus?

- Lo cierto es que, en nuestro hogar, llamamos Padre al planeta -dijo Juliux simulando tan bien como le permitiera su modulador de voz la ternura de un poeta que añora su tierra natal-. Pero sí, oficialmente aún conservamos el antiguo nombre.

- Es enternecedor. Dime, ¿cómo os reproducís los lifeborgs? -preguntó, en realidad con más curiosidad de la que su casi despectivo tono sugería, Cerilia.

- Hemos cogido como modelo el antiguo sistema reproductor de los venexianos, que considerábamos bastante óptimo. Dividimos a nuestros hermanos en dos castas: emisores y receptores. Cada dos semanas tras la implantación del sistema reproductor, los emisores acumulan en unas vesículas ciertos jugos que contiene material genético y proteínas de ayuda al desarrollo. Tras esas dos semanas las vesículas pueden vaciarse, pudiendo hacerse de dos maneras: mediante acoplación de la zona lumbar con un lifeborg receptor y la transfusión de los jugos a unas cavidades esponjosas rociadas de nutrientes esenciales o simplemente abriendo los canales de desecho que tenemos en la zona de…

Cerilia levantó una mano, evitando que Juliux se inclinara sobre la repisa en la que estaban situados sus refrigerios.

- Vale, me hago una idea. Pero no parece un proceso demasiado divertido. No tenéis algo… no sé, algo que conlleve endorfinas, adrenalina, luxaestelina… algo que se parezca a un orgasmo, demonios.

- Somos conocedores de que muchas especies, como añadido a los procesos fisiológicos que comportan la reproducción, obtienen como beneficio ciertas conductas estimulantes -señalo sin ninguna emoción Juliux-. Pero nosotros no necesitamos motivación adicional alguna, el mero hecho de saber que estamos contribuyendo a poblar este Universo con nuevos y mejores seres ya es una satisfacción suficiente para nuestros procesadores.

- Menudo aburrimiento -resopló Cerilia. Entonces, envolvió con sus delicados dedos púrpura un recipiente translúcido que emitía de vez en cuando una fragancia aromatizante para la bebida que contenía y, alzándolo hasta la altura de las oscuras pecas abultadas de su frente, dijo en voz alta:-Propongo un brindis por las historias de Wyamott, los planetas sementales y la insulsa reproducción de los lifeborgs.

Centenares de recipientes chocaron unos con otros en distintos planos topológicos y frecuencias energéticas, mientras Juliux echaba de menos en su cerebro los microprocesadores satíricos de su cuerpo robótico para saber hasta qué punto el brindis de Cerilia debía considerarse una ofensa para él.

*Curiosidad: Las alimañas forvogg son unas babosas criaturas del planeta Yukturán las cuales, aunque durante el día no parecen demostrar ningún hábito violento o compulsivo, en las horas nocturnas se convierten en feroces bestias que han llegado a devorar cascos de naves y excavar galerías en la superfície de roca madre simplemente por el hecho de tener algo que mordisquear, arañar o roer. La explicación que los xenobiólogos de Yukturán han dado al comportamiento de las alimañas forvogg es que durante el descenso de las temperaturas en la noche, la baba que recubre estas alimañas se endurece formando pequeños cristales que resquebrajan su cutícula en las intersecciones donde ésta se vuelve membrana y músculo, provocándoles un dolor -y consiguiente cabreo- tremendos. Otra teoría dice que el enfado de las alimañas forvogg durante horas nocturnas se debe simplemente a que odian ir golpeandose sus diminutos dedos contra las esquinas por la falta de luz.

**Publicado por primera vez en 'Vida Cúbica', mi blog personal

miércoles, 9 de marzo de 2011

Día 1. Diario del dueño de un perro zombie. “Las correas salvan vidas”



Antes de nada y para que quede claro: no soy Pete Doherty. Aclarado esto, me gustaría compartir con vosotros un tema que empezó a preocuparme sólo veinte segundos después de que Fox se “convirtiera”. Su correa. Es decir, ¿el pequeño arnés antialérgico con diseño anatómico y fabricado de un material que respetaba su suave piel podría aguantar su furia zombie?

Desgraciadamente no fue así, queridos amigos. Os lo puedo asegurar. A Fox le fue tan fácil deshacerse de la correa como a nosotros comernos un conejo a la cazuela. Vomitó un poco de sangre, se detuvo a olisquearla unos segundos y de repente ¡bam! Ya la había roto. El ajustador metálico estaba hecho añicos. El muy cabrón lo había roto tensionando los músculos del cuello.

Mágico, ¿verdad? Fue una revelación de poder animal en su máximo esplendor. Como los tiburones blancos que se impulsan fuera del agua para cazar una foca o, no sé, un emú.

En ese momento Fox me miró desafiante. Orgulloso de sí mismo como Steve McQueen en esa peli en la que iba en moto. Entonces, con paso tranquilo se abalanzó sobre mi cuello.

Un pequeño incidente. La verdad es que no tuve que hacer casi nada para quitármelo de encima. Sólo tuve que usar una piedra que tenía a mano y reventarle la cabeza a golpes. Pobrecito. Aún ahora le supura materia gris por la oreja derecha.

Ese día sentí no haberle puesto una correa adaptada también para perros zombie. Por ello, si no queréis llevaros un disgusto, os recomiendo que uséis una correa de estrangulamiento de aleación de titanio. Chrome CSP tiene unas a buen precio. Créeme, esa correa ha salvado la vida a Fox.

Serpientes En El Avión


Mucho había oído hablar de “Serpientes en el avión”, pero como buen amante del sado maso y el bondage, he tenido que sufrirlo en mis propias carnes para poder cuantificar el horror y las secuelas psicológicas producidas tras el visionado de semejante horror del 7ª (des)arte. Y tengo que admitir que después de haberla visto y analizado, no se por donde cogerla. “Serpientes…” es una de esas películas en las que te planteas seriamente el propósito que se esconde tras la realización del film. ¿Es una obra de terror? ¿Es una comedia? Sinceramente creo que es una broma, un chiste bien contado y con mucho sentido del humor. Espero estar en lo cierto…

Pero dejemos los pensamientos metafísicos para las canciones de Lady Gaga. Estamos aquí para destripar y analizar a conciencia esta película. Partamos por el titulo: “Serpientes en el avión”. QUE MIERDA DE TITULO ES ESTE???? “Serpientes…” debió ser un golpe duro para el genio que traduce los títulos de las películas al español. Tuvo que ser muy frustrante ver como desde Holywood demostraban que ellos solitos se bastan y sobran para condenar la calidad de una película desde el titulo. Seguro que debió llegar a casa y dudar seriamente sobre el futuro de su profesión. “Vaya… deberé empezar a poner ingeniosos juegos de palabras a los títulos para seguir engañando al publico… Seguro que es un complot”. Porque seamos honestos, una mente capaz de traducir “The Eternal Sunshine Of The Spotless Mind”, simplemente por “Olvídate De Mi” seguro que debe ser un fanático de las conspiraciones.

Ya en el minuto 4 de la proyección, uno se puede dar cuenta de la calidad interpretativa que nos acompañara en esta agradable velada: NULA!!! INEXISTENTE!!! Por Dios!!! He visto actuaciones más convincentes en representaciones teatrales infantiles!! Tomémonos 5 minutos de reflexión mental y analicemos por encima el argumento de la cinta: Un mafioso asiático intenta silenciar al único testigo ocular que presenció el asesinato de un fiscal (OMFG! Porque claro, colgar bocabajo y partirle el cráneo con un bate de béisbol a la persona que intenta meterte en prisión, deja muchas dudas al aire sobre la autoria del crimen, no??). Así que para ello, decide urdir un gran plan infalible: facturar un cajón repleto de todas las serpientes venenosas conocidas por el hombre, hacerla estallar en pleno vuelo (con una gran esperanza en la resistencia de las áspides a la detonación…) liberando así a las revoltosas criaturas; con la consecuencia de que estas logren, si no acabar con la vida del pobre muchacho, la del personal de vuelo, impidiendo la llegada del vuelo a su destino. Bravo. Simplemente brillante. Sin duda alguna es uno de los mejores planes para arrebatarle la vida a una persona que he visto jamás. Supongo que la otra opción debía ser llenarle la bandeja de entrada del correo de spam y esperar a que el sujeto se suicidara sumido en una depresión producida por mensajes subliminales…

Pero no os dejéis engañar, tras este brillante hilo argumental se esconde un enorme trabajo de guión. En serio, pensadlo bien… Sabéis lo que debe costar encontrar buenos chistes sobre serpientes? No hay tantos, y son muy escurridizos (autógrafos y felicitaciones a la salida, gracias). En esta película podemos encontrar frases tan ocurrentes como “No hemos podido acabar con ellas porque tiene sangre fría”, “Te sorprendería lo que un hombre puede hacer con una sola mano” y la mejor, en el momento cumbre de la cinta, el súmmum, el clímax de la cinta, Samuel L. Jackson, nos regala está frase que pasará a los anales de la historia del cine “¡Ya está bien! ¡Estoy hasta los cojones de estas putas serpientes y de este puto avión!”. Si amigos: tiempo de tu vida desperdiciado viendo esta película: 105 min. Presupuesto del film: 33 millones de dólares. Ver a Mace Windu diciendo esta frase… No tiene precio!

Y es que la cinta está plagada de momentos antológicos: la oferta por parte de un pasajero hipocondríaco de un Xanax para un perro, Elsa Pataky, sexo en los lavabos de un avión (es decir, un polvo de altos vuelos), usar un microondas para combatir las víboras, serpientes capaces de desconectar el sistema eléctrico, zoofilia (es tan tentador hacer bromas sobre serpientes introduciéndose en orificios femeninos…), Elsa Pataky chupando veneno, la fe ciega que depositan los personajes en que una ridícula barrera de bolsas de viaje sea capaz de detener el avance de las culebras, la actuación de Elsa Pataky… Y un sinfín de absurdidades más digna de la escuela de “Aterriza Como Puedas”. Es más, sinceramente esperaba que en el momento de poner el piloto automático, saliera el muñeco hinchable...

Y justo cuando uno piensa que este film esta condenado a la caída en picado, remonta el vuelo con la resolución final. Llegados a este punto, no esperéis que el piloto siga con vida (venga, en serio creíais que eso iba a ocurrir??), nuestra querida trouppe de frikis presos del pánico, necesitan encontrar entre la tripulación a alguien que sea capaz de llevar a buen (aero)puerto este infernal vuelo. La resolución de la película supera con creces todas expectativas previstas, haciendo que el encargado de hacer aterrizar el avión no sea Samuel L. Jackson (como cabria suponer), sino a un viciado del Flight Simulator. A malas uno puede pensar que quizá sea posible que una persona con más de 2.000 horas de juego pueda llevar a cabo esta tarea, dado que un simulador de vuelo puede llegar a rozar la realidad, lo que ya es totalmente inverosímil es que una persona que alardea de haber jugado a este juego en Play Station, tenga un dominio tan amplio y exhausto de la vorágine de botones y conmutadores que es un panel de control de avión. Si, claro… Es como si le aseguraras a tu novia que follas exactamente igual que Nacho Vidal o Rocco Sifredi, ya que has perdido gran parte de tu vida machacándotela como un mono con sus películas… Lo que nos lleva a una de las mejores, y ultimas, frases de la película: “Que Dios bendiga la Play Station”. Amen hermanos!!!

domingo, 6 de marzo de 2011

5 minutos de bohemia.

Pensé en tus besos.
Pensé en tus putos besos.

Y recordé su humedad,
su color rojo, la herida de tu cara,
tu aliento
tu saliva.

Y te colaste por mi boca como una cascada,
limpiándome por dentro.
Y por una vez me sentí bueno.

Y con un brazo te apretaba.
Con el otro te cojía el culo.
Y mis manos lijaban tu cuerpo.
Dar cera, pulir cera.

Y sentía cada parte de ti debajo de tu piel.
cada hueso,
cada músculo,
cada tendón.

Y esta noche que duremo solo,
pensé en tus besos,
pensé en tus putos besos y pensé:
que mi almohada no se parece nada a ti.

sábado, 5 de marzo de 2011

Día 0. Diario del dueño de un perro zombie.


Lo menos importante de esta historia es mi nombre. De modo que si queréis explicársela a alguien decid que me llamo Holden Caulfield. O Devorahombres. La verdad es que me da igual. Porque la estrella del cotarro no soy yo, sino mi perro Fox. Un Golden Retriever que hace tres años me regalaron por mi cumpleaños. El regalo que siempre había soñado, pero que llegaba veinte años tarde. Fox era el perro que toda persona mentalmente equilibrada quiere tener. Juguetón pero muy dormilón, fan de las zapatillas sudadas y de subir en ascensor. Además, como vivo cerca del Parque de la Ciutadella en Barcelona salíamos cada día a correr. La verdad es que era un gran perro. Pero ahora sólo es zombie.

No es fácil decir esto y aún menos dejarlo por escrito. Sí, soy dueño de un perro zombie. Y puedo afirmar con orgullo que lo seré durante mucho tiempo. No voy a sacrificarlo por muchas niñas del vecindario que ataque o por un pequeño incidente con la viuda del ático. Los animales son así. Se mueven por instinto. Y claro que el hecho de que sea zombie hace que su sed de sangre y vísceras haya aumentado un poco en este tiempo. Pero es mi mascota, la que había soñado desde los 7 años. No voy a renunciar a ella.

No estoy loco. Soy consciente que tener un perro en Barcelona es difícil. Y más si ataca sin piedad a cualquier ser vivo. También sé que nunca me mirará con dulzura ni que parará de vomitar sangre. Por eso, he empezado a escribir este diario. Para demostrar al mundo y al Servicio de Control y Prevención de Plagas del Ayuntamiento que es posible compartir la vida con un perro zombie si lo quieres con todo tu corazón.

Espero que mi experiencia y mis pequeños avances del día a día ayuden a otros dueños de perros zombies. Porque sin duda los hay.

Un lugar para crear (I)

Cuando Gromordonorobok, la conciencia masiva que sobrevivió al último Big Bang, hubo recopilado toda la información sobre el Universo, tuvo que buscarse otra meta. Pese a su naturaleza de omnisciente presencia, lo que motivó a Gromordonorobok no era estrictamente una “meta”, si no más bien su tendencia entrópica (lo que algunos cosmocientíficos y eonohistoriadores han calificado como “destino”) a seguir recopilando información. De este modo, y sin minucia física de ningún plano existente que resistiera a su comprensión, Gromordonorobok determinó que tal vez debería concentrarse en el flujo de información más primitivo que navega entre las entrañas del Universo -el único código de información que en realidad no tiene ningún efecto aparente en su estructura- y dejarse enriquecer por su emisión. Este flujo, al que Gromordonorobok -de tener algún sistema de emisión de sonido- hubiera llamado mesmerizodorialia, es lo que en gran parte de la Galaxia se conoce como “anécdotas”. “Historias”, “sucesos”, “chascarrillos”.

Para ese fin, el de construir una gran cúpula que fuera capaz de emitir y concentrar un gran flujo de mesmerizodorialia, Gromordonorobok buceó entre sus conocimientos -lo que le llevo el equivalente humano a encoger los dedos de los pies tras recibir el roce de una pluma- para averiguar cuál sería la forma más óptima para conseguir su propósito. No le cupo ninguna duda, todas las criaturas, esencias, matices, partículas y metaegos del Universo estaban de acuerdo en que el mejor sistema canalizador de historias era, sin equívoco, un bar.

Pero Gromordonorobok, en su calidad de conciencia masiva más antigua que el Universo mismo, no tenía los medios físicos para emprender esa tarea; así que mediante su enlace cognitivo con la Creación, pidió la ayuda de los más expertos suprasesores, hiperarquitectos, enlazadores de ultralogística y, por supuesto, rotuladores, pues ningún bar es un local digno sin un gran y llamativo rótulo para atraer a la clientela. Para tan singular proyecto, Gromordonorobok estimó que el único lugar que podía albergar su local era el extremo del Universo. Pero no la frontera lejana, fría y dilatada del cúmulo de galaxias que forma el Espacio, no, él se refería al otro extremo: el inicio, la cuna, el motor mismo del Universo. Lo que Gromordonorobok hubiera llamado omnergostárato pero casi toda la Creación llama “el origen”: el punto de partida a todo, las coordenadas de una partícula de grosor que vieron estallar al Big Bang.

Tras poco más que algunos siglos -un período de tiempo de verdad insignificante en la mayoría de sectores del cosmos- de planificaciones y construcciones en diversos planos de la existencia, la taberna que iba a convertirse en el mismo epicentro del Universo quedó lista para su uso. Tan sólo faltaba contratar el personal, elegir una carta -tanto de bebidas como de alimentos- lo bastante variada como para que cualquier tipo de ente pudiera disfrutar de una relajada velada y, por supuesto, sembrar el local de cognoquantums. Los cognoquantums son partículas supraelementales que convergieron en nuestro Universo hace pocos millones de años, pero desde entonces han sido de gran utilidad para las civilizaciones más avanzadas. Los cognoquantums sólo se ven alterados por la energía derivada de la vibración que producen las actividades del hipercampo electromagnético intrínseco de todo ser de la Creación -también llamado HEMI o “alma”, según la civilización y sus capacidades de medición- y en verse afectados por esta vibración emiten una señal pandescifrable. En su sentido práctico, los cognoquantums son utilizados para traducir cualquier idioma sin error, pues al beber de la fuente directa de la HEMI-vibración, su mensaje queda sin alterar, completamente puro en su significado.

*Curiosidad: En las conversaciones que se dan en lugares -o planos, o topodomos- sembrados de cognoquantums, se puede observar un fenómeno curioso. Y es que, dado el puro significado de los mensajes que emiten estas partículas, resulta imposible para los interlocutores mentir -siempre que sea con objeto de engañar, pues las partículas sí son capaces de detectar bromas, exageraciones o sátiras-, por lo que es posible ver una amena conversación en la que ambos conversadores sonríen satisfechos creyendo estar convenciendo a su pareja mientras ésta sonríe satisfecha por estar enterándose de los trapos sucios de su conversador.

Pero una vez emplazado, diseñado y construido el local -categorizado, a partir de su inauguración, como “hiperlocal” por ser una metaconstrucción presente en diversos planos de la Existencia-, contratado el personal -fue necesaria la invención de un nuevo tipo de archivador cosmocuántico para almacenar la ingente cantidad de nóminas que se generaron- y elegida la selecta carta a disposición de los futuros clientes, aún quedaba un punto de vital importancia para todo proyecto. Algo, no intrínsicamente importante desde el punto de vista elemental, pero sí desde el markéting -una de las fuerzas físicas terciarias más en auge durante los últimos millones de años del Universo-: UN NOMBRE. ¿Qué bar era un buen bar si no tenía un nombre?

Huelga decir que los suprasesores de Gromordonorobok evitaron que fuera la conciencia masiva quien decidiera el nombre del hiperlocal.

CONTINÚA EN UN LUGAR PARA CREAR (II)

**Publicado por primera vez en 'Vida Cúbica', mi blog personal.

viernes, 4 de marzo de 2011

Historia Cósmica.

A veces pienso en el discurso de la humanidad y cual es el camino que trazaremos a lo largo de nuestra historia. Me pregunto si seremos capaces de sobrevivir a lo largo del tiempo cósmico y escapar al fin de nuestro Sol, la destrucción de la Tierra, nuestra Galaxia y el Ciclo Cósmico en general, sea este lineal, en circulo o en forma de, imagínate a ti mismo metiéndote tu propia cabeza en tu culo toroide.

Lo primero es sobrevivir a nosotros mismos. Algún dia (espero que mas pronto que tarde) el mundo recobrará un equilibrio ecológico para evitar que nos muramos todos, aunque ya se hayan muerto unos cuantos. Pero el día que nazca la civilización civilizada de verdad verdadera y sea capaz de funcionar armoniosamente para usar los recursos apropiados y mejoremos la eficacia de su aplicación en base a algoritmos matemáticos en lugar de tomarlos una persona influenciable, (aaahhhhh  ..tomo aire...) podríamos lograr grandes cosas como....

Cosas que me gustaría que pasaran cap 47: 
La explotación de Mercúrio

La primera colonia extractora de hierro en Mercurio se instaló en 2311. Hasta aquel momento la Tierra había estado perfeccionando el sistema de extracción de minerales del manto magmático. La Estación Newton se encontraba al 0,02% de su construcción y apenas era una estación planetaria suficientemente grande como para a albergar una colmena de procesadores. Una ciudad flotante en el espacio, alimentada con energía nuclear. Con cubiertas de procesado, tratamiento y producción.

Al haber solventado los problemas de construir estructuras capaces de resistir el calor y la presión lo suficiente como para extraer materia del corazón de un planeta, el calor del Sol y la presión atmosférica de Mercurio no fueron problema. Ahí nació la sociedad Mercuriana y no, no eran humanos, eran robots puros. Pero ya hablaré un dia de genética. Los primero Mercurianos eran muy toscos y sus razonamientos eran muy simples. Se construían en la Estación Newton.


Los Mercurianos eran los extractores. Median unos doscientos metros de alto y por fuera parecían un edificio de acero, grueso, sin ventanas. Con dos grandes piernas de acero sobre las que se desplazaban. Se sentaban en el suelo como un pollo y empezaban a escarbar hacia abajo. Lo incluían todo. La mitad inferior era la perforadora, esta parte se encarghaba de hacer descender o ascender el bicho. Encima estaba la cubierta de almacenaje y sobre esta el cerebro de la máquina. Olfateando con un escáner, traga y traga, mientras se comunica con sus compañeros con, lo que para ellos debería ser una especie de saludo, y así de paso no chocaban. Una vez lleno retrocede hasta la superfície y deposita lo que recoge en una central gigantesca de procesado automático del recurso. Con el estómago vacio el Mercuriano vuelve a por mas, indefinidamente, devorando el planeta como un gusano.

La central se encarga de separar los materiales, destilándolos y procesándolos. La central usa estos mismos materiales para fabricar nuevos Mercurianos, que estos a su vez fabrican nuevas centrales en diferentes puntos del planeta. El exceso de producción se enviaba a la Tierra, a la Estación Newton, de manera que esta creció hasta ser lo que fue conocida como el primer Halo Planetario.


jueves, 3 de marzo de 2011

Llama a la poli.

Estos chicos están locos. Son unos gallinas. Resulta que como les da miedo la insumisión social quieren probar suerte con el ciber-bandalismo.

Alguien debe dar el primer paso, abrir un blog de mierda es fácil. Es gratis.

Esta es la primera entrada de la cuarta copa. Y sabes que?

Esta es la entrada menos importante. Y voy a aprovecharlo.

Me parece una subnormalidad la gente que al abrir un blog dedica su primer texto a definir sobre que quieren escribir u opniar. Una subnormalidad. A la gente no le importa eso. La gente sólo quiere pasear la vista sobre algo que le entretenga, no se, dos, tres minutos. Si abres un blog sobre la pesca, escribe sobre la pesca. ¡No escribas que vas a escribir sobre la pesca!

Por eso ahora no sabes sobre lo que vamos a escribir.

Estas leyendo lo que escribimos.

A la mierda.